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Raúl Morcillo junto a una moto Sanglas única en España, de 1965. g. c.
Un museo benemérito en Almendralejo

Un museo benemérito en Almendralejo

Un museo privado en Almendralejo recrea toda la historia de la Guardia Civil con objetos de su fundación en 1848

Gloria Casares

Martes, 21 de diciembre 2021, 10:43

Cuando el visitante llega al Museo de la Guardia Civil de Almendralejo, le recibe un cartel con el 'Todo por la patria'. También en la puerta de acceso se puede ver el mástil en la pared, un llamador de hierro y un pequeño buzón en el que se aclaraba si el guardia había salido de servicio y a quién podía recurrir en caso de urgencia.

Todo ellos emula la entrada a cualquier viejo cuartel de algún rincón de España. Elementos que en 1848 el duque de Ahumada quiso que estuvieran visibles en todos los cuarteles y que son los dan la bienvenida a la colección de Raúl Morcillo.

Este aficionado, residente desde hace años en Torremejía, lleva cuarenta años recopilando piezas de la Guardia Civil. Pero curiosamente no es agente, ni tiene ninguna vinculación familiar con el cuerpo. «Cuando era joven me regalaron un pin de la Guardia Civil, me llamó la atención y, a raíz de eso empecé a interesarme».

Morcillo ha abierto recientemente su colección en unas instalaciones en Almendralejo con unas 10.000 piezas, algunas tan curiosas como un sable de 1844, del que sólo se fabricaron 50 cuando se fundó el cuerpo, o el aparato con el que se tomaban las huellas digitales en 1900.

En esta colección privada, que se puede visitar de forma gratuita en la calle Santa Rita de Cassia, aunque agradece los donativos para poder mantenerla abierta, se repasa la historia de la Guardia Civil desde su fundación hasta la actualidad. Reflejada en uniformes, vehículos, documentos o el material utilizado por los agentes, el visitante puede conocer las distintas épocas y todos los cuerpos especializados de la Guardia Civil. Desde los GEAS especializados en submarinismo hasta los paracaidistas, desde la UCE especializada en terrorismo primero de ETA y los Grapo hasta el yihadismo actual o los Tedax. Resulta curioso ver los antiguos talleres mecánicos, un paracaídas utilizado o el material del cuerpo de alta montaña, pero aún más la recreación de un cuartel de la Guardia Civil del País Vasco o Navarra en plena apogeo de la lucha armada de ETA. Como homenaje a las víctimas, una bandera abierta deja ver los nombres de todos los asesinados.

Recreación de un despacho en un antiguo cuartel.

La colección de Raúl sorprende a cualquiera que no conozca la Guardia Civil, pero también a los expertos. Aunque aún más interesante que las piezas resulta escuchar cómo este aficionado relata al visitante curiosidades que pocos conocen. «Muchos no saben que la Guardia Civil tuvo mujeres en sus filas desde 1925 con la figura de las matronas, que estaban en las fronteras, también aquí en Badajoz. Cacheaban en los cuarteles y además ayudaban a dar a luz a los hijos de guardias».

También se puede ver el billete de 5 pesetas que cada agente estaba obligado a tener cuando el mando pasaba revista a su cuarto, «era un símbolo de que el guardía tenía que ser ahorrador».

Pero en la época del hambre no era fácil guardar esa cantidad, por lo que a veces se lo tenían que prestar los agentes y pasárselo por las ventanas de cada habitación del cuartel.

Una de las estrellas de la muestra es una moto sidecar Sanglas de 1965, única en España

Otras curiosidades son que en las bicicletas llevaban un kit de reparación de ruedas, o que con el caballo de servicio te daban una saca con grano, para que se pudiera alimentar en los trayectos.

El museo cuenta con tablillas indicativas de los cuarteles, que debían ser visibles en zonas transitadas de cada pueblo. Y también una amplia colección de gorros que han usado los guardias civiles a lo largo de su historia. Desde la gorra de Cuba, usado de 1890 hasta 1898, hasta el gorro sahariano en verde o en blanco. También cuenta con un gorro de general de División.

Vehículos

Pero el apartado más llamativo es el dedicado a vehículos usados por los guardias civiles. La joya de la colección es una moto sidecar Sanglas de 1965. Se trata de un modelo que empezó a usarse en 1920 y permitía el desplazamiento de hasta tres agentes. Raúl asegura que es la única moto que queda de estas características en España.

Sería décadas antes de que se creara el destacamento de Tráfico de la Guardia Civil, que a lo largo de su historia ha ido utilizando diferentes modelos de motos, de todos los cuales tiene Raúl una muestra.

El museo aún no está completo, ya que aún hay piezas por exponer, pero Raúl cuenta orgulloso que desde que comenzó a exponer la colección, han sido muchos los familiares relacionados con la Benemérita que les han ido donando cosas. «Me llamó un hombre diciéndome que tenía una moto de su padre y que me la daba. Lo único era que tenía que ir a Barcelona a recogerla». Una vez abierto el museo, una visitante le ha regalado el retrato a óleo de un oficial extremeño. Lo hizo tras descubrir emocionada lo recopilado por este aficionado.

«También queremos hacer un circuito de seguridad vial en el patio exterior de las instalaciones. Y en el salón de actos, que agentes profesionales puedan dar charlas a los jubilados y amas de casa para que estén prevenidos ante posibles fraudes o primeros auxilios y a escolares también sobre los peligros de internet».

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