

Aprendió a coser de manos de su madre, cuando era niña, por las noches cuando los demás de la familia se habían ido a dormir y a la luz de una lámpara de carburo. Así es como aprendió un oficio por el que nunca ha cobrado, pero con el que ha hecho numerosos favores y ha logrado que su huella quede para siempre en el corazón de muchos almendralejenses.
-¿Qué recuerda de esa época?
-Pues que antes todas las niñas tenían que aprender a coser, se decía que si no te podías casar si no sabías hacer unos pantalones. Pero era duro, cosíamos por la noche y no había electricidad. Se nos manchaba la cara de negro y mi madre se reía de mí y yo de ella.
-¿Y ha cosido para la gente?
-Llevo toda la vida cosiendo, pero nunca he cobrado. He hecho los trajes para mis hijos y luego me pidieron que hiciera trajes de extremeño para el grupo Tierra de Barros.
-Antes se aprovechaba todo, ¿no?
-Anda, pues claro. Mi madre nos hacía trajes blancos a todas las hermanas con las sábanas viejas. Y yo ya de mayor, hacía las camisas para los trajes regionales, porque estaban mi Luis y mis hijas desde niños. Y con las telas más gruesas hacía los pololos. Y también los geranios para el pelo y los adornos.
-¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
-Yo fui vieja antes que niña, porque era la mayor de los hembras y mi madre se tenía que ir a hacer cola, porque había cola para todo. Nos tocó la guerra y las posguerra. A mí me dejaba mi madre la olla puesta en la cocina y me decía que echara un trozo de carbón cuando se terminase el que había. Tenía que sumirme en una banqueta porque no llega. Y me dejaba otra olla al lado por si se rompía la de barro, poder pasar los garbanzos. Pero he sido muy feliz.
-¿Y cómo empezó con lo de las pantarujas?
-Antonio Díaz se enteró de que yo hacía trajes de extremeño y también pantarujas y me encargó una.
-¿Ya no hace pantarujas?
-No, ya no. Bueno, el año pasado sí hice una para aquí para la candela que hicimos los vecinos para nosotros. Ese ha sido mi delirio, el coser, coser, coser.
-¿Y también las costumbres?
-Pues claro, porque yo siempre he cosido para las candelas y para el grupo Tierra de Barros, par otras cosas no.
-¿Cómo se vivían antes las tradiciones?
-Hombre, se vivían más antes. Yo me acuerdo que en Las Candelas iba mi madre y cuando ya se estaba pasando la candela, iba a por las brasas con el brasero y las entraba en la camilla. Y los hombres se quedaban asando chorizos, como antes todo el mundo hacía matanza. Asaban chorizo, asaban pestorejo y estaban hasta por la mañana, pero los hombres, las mujeres se quedaban en las casas.
-¿Cuándo comenzó a hacer las pantarujas?
-Es que yo recuerdo que las niñas empezábamos a hacer muñequitos y eso. Y yo hacía la pantaruja para la candela de mi calle desde chica y me salían estupendamente. Después Antonio Díaz se enteró, no sé cómo, vino a hablar conmigo y es cuando hice doña Rogelia y el doctor Infierno.
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