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José María Martínez, un adelantado a su tiempo

José María Martínez, un adelantado a su tiempo

Su familia quiere que el Ayuntamiento de Almendralejo lo recuerde de alguna forma por impulsar la urbanización de la actual avenida de la Paz

Paco Galeano

Almendralejo

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Lunes, 25 de noviembre 2024, 12:17

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Nunca es tarde si la dicha es buena» o «más vale tarde que nunca». Esos son los dos refranes que desde hace varios meses repite en su cabeza Lola Martínez Arias, una almendralejense afincada en Badajoz que pretende poner en valor la figura de su padre, José María Martínez.

Lola Martínez lleva décadas fuera de Almendralejo, ciudad de la que salió para fundar en la capital pacense una tienda de telas en la calle San Juan junto a una amiga suya, un negocio que la hizo una vecina muy popular en la capital de la provincia. Es allí, en la calle San Juan, donde sigue viviendo. Pero siempre que tiene oportunidad visita Almendralejo, donde reside una buena parte de la familia. Y últimamente, cada vez que lo hace, le ronda en la cabeza la idea, que comparte junto al resto de la familia, de buscar la forma de hacer recordar en Almendralejo la figura de su padre, de quien destaca la gran popularidad que alcanzó por su negocio de telas y también por ser el impulsor del desarrollo urbanístico de la avenida de la Paz.

«Nuestro padre hizo mucho por Almendralejo», dice Martínez antes de explicar que aunque José María Martínez Ramos nació en 1913 en Torremayor, pronto marchó hasta la capital de Tierra de Barros para vivir con su hermano Domingo, a quien le unía más que el hecho de ser hermanos. José María estaba casado con Juana Arias Morán, y Domingo, con su hermana Catalina. Explica Lola Martínez que su padre siempre se dedicó al negocio de las telas, primero en su tienda de la calle Real y más tarde en la de la calle San José, una actividad a la que unió la promoción inmobiliaria.

De hecho, su padre construyó los primeros bloques de viviendas en la hoy populosa avenida de la Paz, conocida entonces como el Pozo Airón. «Fue allá por 1965 cuando construyó dos edificios en un lugar donde nadie apostaba que fuera a vender los pisos, pues había un regato, puentes, bodegas e incluso olía a porcino». Uno de los bloques a los que se refiere es el que hoy aloja en su bajo el bar Avenida. El otro también es fácilmente identificable porque en él se encuentra el pub Latino. Para corroborar sus palabras Lola nos muestra una foto en la que efectivamente se ve cómo aquellos edificios fueron los primeros de una de las vías que es en la actualidad de las más importantes. «También construyó viviendas en la plaza de la Iglesia, donde se instaló el primer ascensor de Almendralejo».

Hizo viviendas también en la calle Ricardo Romero, en Julián García Hernández, Carolina Coronado, calle Becerros, calle Arroyo, Francisco Pizarro, Reina Victoria... «Precisamente el nombre de esta calle es el que utilizó cuando abrió el Cine Victoria allá por 1955, del cual fue empresario». «Remodeló también los jardines de El Obrero, donde creó el cine de verano Jardín Victoria.

Otro de los edificios que marcaron la vida de José María Martínez fue el que ocupa la parte baja de la calle Real, donde hoy está Modas Arias. «Allí, en el año 1950, estrenamos vivienda y abajo instaló el comercio de tejidos, que estuvo allí hasta que mi padre vendió los locales a Arias, que era hermano de mi madre, y mi padre trasladó la tienda al número 8 de la calle San José, donde estuvo toda la vida».

Reconoce Lola Martínez que aunque su padre fue poco a la escuela, «lo que aprendió, aunque breve, resultó dos veces bueno, como dice el refrán». «Fue agricultor, bodeguero, promotor de obras, industrial del comercio y ejemplar como esposo, padre y abuelo». «Siempre lo recordaremos con su traje, tijeras en el bolsillo, alfileres detrás de la solapa y una cajetilla de tabaco que incluía la mitad de rubio y la mitad de negro para complacer a cada gusto».

En una reciente visita a su ciudad natal, Lola nos confiesa que le gustaría que Almendralejo reconociese de alguna forma la figura de su padre. No sabe cómo, quizás poniendo su nombre a una calle, aunque la forma del reconocimiento le da igual, y todo ello para poner en valor lo que para ella fue su padre, «un empresario valiente para la época que le tocó vivir», asegura., Un reconocimiento que tal y como ella nos cuenta también serviría «para que lo conociese también la gente más joven», añade.

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