

UNAI EGUIGUREN
Lunes, 10 de enero 2022, 09:05
Los designios del fútbol son inescrutables. Que se lo digan a un Extremadura que decidió olvidar su zozobra institucional y disfrutar de 90 minutos de éxtasis. Y es que el rodar del balón silenció el ruido de los despachos en un pulso en el que Manuel Mosquera lideró a un grupo cargado de noveles que tomaron al asalto el Stadium Gal. No era, precisamente, un escenario apropiado para sacar nada positivo habida cuenta del excelente estado de forma por el que pasa un Real Unión convertido en equipo revelación de la categoría desde la tercera plaza. Por todo ello, si los canteranos del Extremadura eran considerados como salvadores del club en el momento de emprender el viaje a tierras guipuzcoanas, en el regreso alcanzaron la categoría de héroes para su afición.
Como era de esperar, salió mandón el cuadro irundarra. Fruto del dominio cosechado por los muchachos de Aitor Zulaika, llegó la primera ocasión clara mediante un lanzamiento alto protagonizado por Nacho. El once anfitrión siguió manejando el balón frente a un Extremadura que demostró en el campo la misma resiliencia que fuera del verde. El bloque medio azulgrana planteó orden y esfuerzo físico frente a las acometidas de un Real Unión poco acostumbrado a tener tanto protagonismo e iniciativa.
Por su parte, la sala de máquinas visitante siguió desenvolviéndose como un acordeón bien afinado para bascular y cerrar líneas de pase en las ofensivas blanquinegras. Más complicado fue hacer llegar balones de calidad a Lado y David Mosquera, convertidos en dos islas en medio de la defensa adversaria. El extremo con pasado en el Deportivo e hijo de Manuel señaló buenos desmarques y mostró descaro en las escasas ocasiones en las que entró en contacto con el esférico. Así discurrió una primera parte en la que los pupilos de Aitor Zulaika en ningún momento perdieron la calma por no llegar con golpes claros sobre la meta rival.
Pero como a perro flaco todo son pulgas, alcanzando el paso por los vestuarios llegó la que pudo ser la jugada clave del encuentro. Todo ocurrió en una arrancada en la que Peteiro derribó a Nacho fuera del área, pese a que el colegiado catalán decretó un polémico penalti que lanzó Quique Rivero. La pena máxima se transformó en alegría extrema cuando Casto, ayudado por el poste derecho, permitió a sus compañeros viajar al descanso en la igualdad.
Real Unión: Irazusta; Iván Pérez (Temenuzhkov, min. 64) Barbu, Elosegi, Kijera; Beobide, Quique Rivero (Chema, min. 64), Llamas, Seguín (Pradera, min. 78); Oyarzun (Capelete, min. 73) y Nacho.
Extremadura: Casto; Peteiro, Morcillo, Murillo (David García, min. 90), Parada; Assane, Mulero; Moi, Cortés; David Mosquera y Lado (Diego Felices, min. 94).
Gol: 0-1: Assane, min. 58.
Árbitro: Calderiña Pavón (Comité Catalán) Amonestó a los locales Quique Rivero y Beobide y a los visitantes Parada, Peteiro y Lado.
Incidencias: Stadium Gal, 600 espectadores.
Ya en la segunda mitad, el veteranísimo guardameta pacense continuó demostrando su compromiso dentro y fuera del campo. Su actuación sirvió para dar seguridad y empaque a un bloque plagado de jóvenes sobrados de entusiasmo. Sin embargo, el Real Unión elevó su intensidad convirtiendo el flanco derecho en una autopista libre de peaje. Un perfil desde el que Sánchez colocó dos centros muy bien medidos al área pequeña sin que ningún compañero pudiese rematar. La zancada y desborde del extremo canario fueron un constante quebradero de cabeza para Manuel Mosquera. También lo intentó Oyarzun con un zurdazo de libre directo que a punto estuvo de sorprender a Casto.
Al paso por la hora de juego, la fatiga hizo mella en unos jugadores poco acostumbrados a la categoría de bronce. Un panorama poco halagüeño habida cuenta de la presencia de Diego Felices y David García como únicos recambios –además del meta suplente Álex Guillén– en el plantel extremeño. Sin embargo, el fútbol es maravilloso, entre otras cosas, por giros de guion que ni al mejor director de cine se le pueden pasar por la cabeza. Por eso, una falta lateral sin aparente peligro sirvió para que Assane se anticipase a todos los defensores e hiciese saltar la sorpresa.
Los cambios locales dieron paso a un intercambio de golpes. Primero lo intentó David Mosquera con una contra que finalizó con un lanzamiento lejano pero bien intencionado. A renglón seguido, Barbu descerrajó un durísimo lanzamiento dentro del área pequeña que puso a prueba los reflejos del guardameta.
A falta de escasos diez minutos, los pupilos de Manuel Mosquera hicieron de la valentía y la verticalidad sus mayores virtudes. Pudo Mulero poner la guinda con una contra bien lanzada y mal finalizada después de robar la pelota en la medular. Una muestra más del descaro con el que se manejaron los 'millennials' del Extremadura. Fue el último lance previo a la apoteosis de llantos de emoción y risas de felicidad de un grupo de jóvenes llamados al frente que, junto a algún veterano ilustre, decidieron escribir una página de oro en la historia de un club que se debate en el abismo.
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